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Prevención de la salud para el cuidador del paciente con demencia.

Esquema A

 

Como encargado del cuidado continuo, la persona sabe cómo la enfermedad grave de su ser querido puede causar estrés psicológico prolongado e intenso. Las señales del estrés son bien conocidas: preocupación, ansiedad, tristeza, y otras emociones negativas que empiezan a empañar cada día. Puede tener dificultad para dormir, y durante el día puede sentirse cansado, puede tener problema para concentrarse, especialmente en tareas que parecen intrascendentes. Debido a los efectos del estrés en el sistema inmunológico, también puede tener más problemas físicos, que incluyen resfriados, gripes y otras enfermedades respiratorias.

 

Las principales problemáticas a las que se enfrenta un cuidador, cómo se elige su rol en la familia y cuáles son sus consecuencias físicas y emocionales como cuidador de un paciente con demencia. Al respecto, Durán (1987) afirma: “…cuidar implica costos familiares, sociales y de salud. La atención a personas dependientes en el hogar provoca, entre otros, sentimientos contradictorios, exclusión, restricción de libertad personal e impacto en la  propia salud…” Por ello, es importante  brindarles herramientas al cuidador para mejorar sus habilidades, incrementar su capacidad de afrontamiento de tal manera que permita satisfacer las necesidades de la persona enferma y pueda responder a las exigencias que les plantean los otros miembros de la familia, así como enseñarle a manejar su propia salud  y promover el autocuidado, ya que un cuidador enfermo no es capaz de cuidar adecuadamente.

 

Por tal motivo se hace mención en el esquema A, de las principales áreas de cuidado y las actividades más indicadas para el mismo, con el fin de que como equipo de atención primaria a la salud, se brinda al cuidador primario. 

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